¿DEBERÍAN ABRIR LOS COLEGIOS ESTE VERANO?

La comunidad educativa está dividida sobre la posibilidad de abrir los colegios este verano para recuperar el tiempo perdido por la suspensión de las clases presenciales por el coronavirus.

 

 

Desde Euraslog, compartimos este artículo de Olga R. Sanmartín para El Mundo, en el que se abre el debate acerca de si los centros escolares deben abrir en verano para ofrecer refuerzos y otras actividades extraescolares para los alumnos que más lo necesiten.

A un lado están los sindicatos de profesores, que se resisten. Al otro, una parte de los padres (los de la Ceapa), que lo ve una ayuda a la conciliación. A este grupo se han unido los propios estudiantes de Canae, una veintena de expertos y una docena de asociaciones y ONG que este martes difundieron una carta promovida por Save the Children y firmada por ex altos cargos tanto del PSOE como del PP en la que instan a la ministra Isabel Celaá y a las comunidades autónomas a aprovechar las vacaciones para atender sobre todo a los alumnos rezagados y sin recursos.

También la diputada del PP Sandra Moneo va a defender este miércoles, durante el Pleno de control al Gobierno, la tesis de que hay que abrir en verano los colegios para atender las necesidades de los alumnos que no han alcanzado las competencias, según fuentes populares. Y Ciudadanos está igualmente a favor. Sorprendentemente, podría alcanzarse cierto consenso político en este asunto.

Pero los sindicatos argumentan que el verano debe ser un periodo de relajamiento tanto para los estudiantes como para los profesores, sobre todo tras el confinamiento, y «hay que priorizar el bienestar y el tiempo de descanso del alumnado, que en estos días, junto al profesorado y a las familias, están sometidos a una presión increíble» (Maribel Loranca, UGT). La propuesta de abrir en verano es, según Mario Gutiérrez (CSIF) «entender los centros educativos como medios de conciliación y no como lo que son, centros de enseñanza».

«En todo caso, no sería con personal laboral de los centros y no para dar clases lectivas, sino otro tipo de actividades», opina Francisco García, al frente de la Federación de Enseñanza de CCOO. Coincide con él Nicolás Fernández, de Anpe, que tampoco está de acuerdo con prorrogar el curso salvo que se abran los centros por ayuntamientos y empresas «externas ajenas al profesorado» y que recuerda que en el mes de julio «los profesores tienen que hacer reuniones preparatorias del claustro y programaciones para el curso que viene». También alegan «razones climatológicas»: las aulas españolas no tienen aire acondicionado.

«Hay maneras para hacerlo, es posible vencer las dificultades», objeta Álvaro Ferrer, de Save the Children. «Se pueden abrir los centros de 08.00 a 12.00 horas, antes de que empiece el calor, o contratar a interinos o a otro personal o dar complementos a los profesores que se ofrezcan. Abrir los colegios en verano, argumentan los firmantes de la carta, puede servir para dar contenido educativo, pero también ocio y una alimentación adecuada a quienes tienen menos recursos.

LOS PRECEDENTES

La medida, en realidad, no es nueva. Detrás del éxito de Castilla y León en PISA está la apertura de colegios en julio para los alumnos de 15 años. También en Andalucía se puso en marcha el verano pasado un programa de refuerzo escolar. Cataluña es otra región que tiene tradición de abrir los colegios en horarios extraescolares con programas que se impulsan desde los ayuntamientos.

Actividades de carácter educativo se vienen realizando desde hace años. En la mayoría de las CCAA los gobiernos municipales organizan campamentos de verano, actividades deportivas o talleres de idiomas en los colegios, pero las plazas son limitadas y buena parte de las familias se queda fuera de los sorteos.

Lo que proponen los firmantes viene a ser una recuperación del programa PROA, que la crisis canceló en 2012 y que contemplaba clases fuera del horario ordinario a los alumnos con más necesidades. Programas similares en EEUU han tenido mucha efectividad académica para reducir el abandono escolar temprano, que en España es de los más altos de la UE.

El ex secretario de Universidades del PP Jorge Sainz, firmante de la carta, calcula que abrir los centros en julio para un 30% de los alumnos de Primaria y ESO (los que estima que podrían necesitar estas clases) costaría en torno a los 100 millones de euros, alrededor de 100 euros por alumno. Es decir, el 0,19% de todo el gasto global en educación y el 3,9% de la cuantía contemplada en los Presupuestos Generales del Estado de 2019.

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